sábado, 6 de septiembre de 2008

El trabajo es salud


Salió por detrás de las cajas como entre sueños, despejando el camino, cual explorador de la selva, pero no, eran cajas, cajas de galletitas, cajas de vinos tetra, cajas de fideos, cajas, cajas y más cajas...pero al fin salió a atenderme.
Ante mis ojos parecía algo así como una aparición patética: ojos desorbitados, manos en garra y melena revuelta, pero me tranquilicé pensando que no, que simple y sencillamente debía ubicarme en donde estaba, que estaba trabajando y que la aparición aquella era nada más y nada menos que un almacenero.
Noo, esperen, no tengo nada contra los almaceneros a pesar de que sus primeras palabras sean:
-Sí, que quiere...
...no, no tengo nada contra su humanidad.
Convengamos, a veces asustan pero es por un segundo nomás o apenas unos minutos, los suficientes como para identificarme y salir de la cueva con un pedido en la mano, rapidito, rapidito con la respiración entrecortada hasta recuperar el habla y la sonrisa nueva ante el alivio de la salida.
Y...es así, ¿exagerado?
No.
Es así porque después de todo estar detrás de unas cajas, apurado por entregar y recibir dinero, la gente se vuelve así:
hosca y asustadiza, como si cualquiera que osara interrumpir la escena fuese un asaltante o un timador.
Por eso señoras y señores sepan entender lo que significa vivir en un mundo tan "SU" mundo es despues de todo como la novela de la tarde:
"Un mundo de veinte...centavos"
es eso...su mundo

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