La vereda no parece la misma, ni mis pasos se parecen, voy subida a una nube con rueditas, mirando a los vecinitos y buscando en sus ojitos la mirada de mi nieta.
Llego a mi vereda y no encuentro a mi Hija esperando, la sé lejos en una clínica, llorando seguramente por su pasado o su presente. La sé así y me pierdo en los porqués, en los seguro que aquí no le pasaba.
Y aunque me sienta incompleta, lo peor es sentirse sentada viendo las cosas pasar y sin mediar alguna acción que evitara este desenlace, tan inesperado e increíble solo hace dos meses atrás, cuando planificábamos mateadas por las tardes, manitos agarradas caminando hacia la escuela de la vuelta o mediodías con asados y brindis por estar otra vez tan cerca...y es así
Y la vida es así con veredas distintas y voces apagadas.
No me aguanto estar sola, a mí no me aguanto, me prohíbo llorar y no me hago caso...
ya sé...todo pasa, el mientras tanto es el tema, el mientras tanto...
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