Recuerdo las palabras de mi sicóloga,ésas que alguna vez me dijo y me sonaron curiosas.
Sucedió que ante mi angustiosa y recontracircular situación de miedos panicudos, se me había dado por querer decir todo lo que sentía constantemente a quien o quienes se me cruzaran: hijas, maridos, conocidos/as y...ya se sabe bah! casi todos saben que cuanto más te abrís es más factible que digas cosas desubicadas o a destiempo digamos, entonces...chán la mujer en cuestión ¿qué me dijo?
-Para qué estoy yo! me dijo
-Todo lo que quieras decir, decimelo a mí y así te evitás los malos tragos!
Mirá vos la pequeña!
-¡Para eso le pago! dije yo, fue así que: ¿adivinen?
Dejé de pagarle y no fui más, no sea cosa que pare de hablar.
Así que ahora estoy con una mezcla rara de introspección chismosa, léase algunas cosas cuento...otras no, y...no se crean es todo un laburo.
Pensar: esto digo, esto no digo, qué quieren que diga, cuesta.
Bueno a qué viene ésta lata, viene a que quería contar en este blog, mis cosas como mi diario y no se puede, lo privado dejaría de serlo y no por mí sino por los míos sería engorroso. Lo que tengo para decir hoy por hoy es que tengo saudade por lo que no pasó, extraño situaciones que no pude vivir y que soñé, añoro una época feliz con mi familia más junta que se perfila que nunca volverá...añoro, añoro, añoro y así ando...
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