sábado, 1 de marzo de 2008

Vamos Mujer, partamos a la ciudad


La mañana me despertó con un no ruido de coches y el gallo subido a la pared del baño quiquiriqueando. Era rara la sensación, es la sensación que se produce cuando uno duerme en otro lado que no es el suyo, pero esta vez era el despertar en una nueva casa, mi propia casa, la que lo hacía distinto.
Una vez de pie, era todo tan chiquito que abombaba, así que medio tonta me llegué hasta la cocina y puse la pava al fuego, miré alrededor y asomada a la pieza pude ver las patitas de Barbi apuntando al techo mientras sus manitas rascaban sus pies, cuando me vió se le cayó el chupete que mordía con fruición y empezó a llorar extendiendo sus brazos ¡soné! me dije, así que volé a sacar la pava del fuego para colocar la lecherita y esto a una velocidad luz, no sea cosa que despertaran sus chillidos a Juli y Nati...cuando volví disparada como un rayo y con la mamadera en la derecha cual Xina con su espada, ya no se oía ni el volar de la mosca sino que la niña en cuestión dormía como si aún no hubiera amanecido...mejor, me dió tiempo para pensar en mis próximos pasos.
Me atormentaba el tema laburo, recién mudados con la casa en construcción, alguno de los dos tenía que encontrar laburo y así pensando apareció en mi puerta la propuesta: un fotógrafo ofreciendo murales y fue para mi una sorpresa porque ése era el laburo que me gustaba, era una piba todavía fue preguntar si precisaba gente y antes de parpadear estaba laburando...
El tipo era un chanta pero no es de él el recuerdo este, el recuerdo este es de como de a poquito fuimos puchereando y lo recuerdo ahora porque comimos unas tortafritas de ensueño (bah! exagerada)y me voló el bocho a esas épocas cuando todo era maravilloso, cuando esperábamos a Agus para que viniera con algún mango de vender helados y así comprar tomates y mortadela, ¡unos sanguches que no saben!, sanguches que funcaban como almuerzo y cena a las cinco de la tarde...y sí eran de maravillas esos tiempos.
Tiempos de cobijar manitos para darles calor porque en invierno no había estufa, tiempo de caminar para vender un cuadro o foto, tiempo en que la plata era poca pero el amor era grande, grande, grande. De eso me acuerdo, ¡mirá que joda! ¡todo por unas tortafritas!

1 comentario:

María José dijo...

Muy lindo recuerdo... tan detallado, y la foto para qué decir. Es difícil ignorar el pasado a veces cierto?
En eso me siento parecida a ti.