viernes, 10 de agosto de 2007

Tengo miedo

Cuando empecé realmente a conocer a mi Viejo fue después de la muerte de Mami, ella me había mandado a manera de vaticinio lo difícil que iba ser la relación entre nosotros, de eso no me cabían dudas, lejos estaba yo de imaginarme que iba a ser así debido a que nos parecíamos tanto, pero tanto tanto, que asusta, digamos que soy la versión mejorada, ejem...
De cualquier manera todo el mundo sabe lo que cuesta conocerse a uno mismo, peor cuando te ves reflejado en el otro sin saberlo, no lo perdonaba a mi Viejo como tampoco me perdonaba a mí, parece complicado pero no lo es tanto, al fin de cuentas ahora ya hecha toda una mujer voy viendo con más claridad el pasado, ese pasado siempre más claro que los presentes, ahora repaso miradas e imágenes que en su momento fueron secundarias y hoy pasan a ser sustanciales.
En este momento viene ante mis ojos y resuenan en mis oídos las letras de tangos que escuchaba diariamente de la voz de mi Papá, tangos que ensayaba para luego cantar en una peña o en una radio o simplemente en la calle.
Ahora entiendo el porqué de su reiteración y el porqué de esa elección poética: siempre estuvo enemorado de otra mina, siempre amó hasta en sueños a una sola mujer, por eso cantaba esto:
En la timba de la vida me planté con siete y medio,
siendo la única parada de la vida que acerté.
Yo ya estaba en la pendiente de la ruina, sin remedio,
pero un día dije planto y ese día me planté.
Yo dejé la barra rea de la eterna caravana,
me aparté de la milonga y su rante berretín;
con lo triste de mis noches, hice una hermosa mañana:
cementerio de mi vida convertido en un jardín.
Garsonier, carreras, timbas, copetines de vicioso
y cariños pasajeros, besos falsos de mujer...
todo enterré en el olvido del pasado bullisioso
por el cariño más alto que un hombre pueda tener.
Hoy, ya ves estoy tranquilo...por eso es que buenamente,
te suplico que no vengas a turbar mi dulce paz;
que me dejes con mi madre, que a su lado santamente,
edificaré otra vida, ya que me siento capaz.
Te suplico que me dejes, tengo miedo de encontrarte,
porque hay algo en mi existencia que no te puede olvidar...
tengo miedo de tus ojos, tengo miedo de besarte,
tengo miedo de quererte y de volver a empezar.
Sé buenita... no me busques...apartate de mi senda...
tal vez en otro cariño encontrés tu redención...
vos sabés que yo no quiero que mi chamuyo te ofenda...
¡es que tengo mucho miedo que me falle el corazón!
Si Celedonio Flores y Aguilar supieran cuántos porteños se iban a identificar con estas letras y esta música, dirían que estoy mintiendo...si supieran que para Pirulo mi Vieja era su madre y Enriqueta su jardín, si supieran...