miércoles, 13 de febrero de 2008

Las callecitas de La Paloma tienen ese que sé yo! ¿viste?

Vinimos desde la ciudad de La Plata el día 19 de febrero de 1984, ajá! lo único que teníamos acá, aparte del terreno, eran unos vecinos que no vecineaban tanto porque estaban dentro del mismo lote y a quienes mi Viejo, siempre tan bueno él les había prestado para vivir, miren sino sería bueno que se los prestó con mi prefabricada también, otra historia
... bueno, decía, vinimos acá y sobre el terreno (aparte de esta gente) habíase construído una pieza, una cocina y el baño, teníamos una bomba, ¡no ésa no! un bombeador de agua, de esos con palanquita, grande la palanquita porque bombeabamos 56 metros de profundo, viene a ser que cuando llenabas un balde tenías unos bíceps que daría envidia al Mister Atlas, lo cierto es que hasta ahí teníamos.

Vinendo desde La Plata, esa ciudad tan, tan... ¿linda? tan tan... ¿ciudad? bueno esto era un ranchito de mala muerte, la verdad lo era, pero, era MI ranchito de mala muerte, no había ni red de agua, ni de gas, ni de tela, ni de nada de nada, ah! eso sí, teníamos tierra mucha tierra, calle de tierra, calles de tierra y zanjas, no había peces precisamente pero , sobre todo de todas las cosas veníamos a construír nuestro lugar,
un trampolín desde donde saltar hacia nuestros sueños, con tres nenas por protagonistas y hacia donde apuntaban todas nuestras espectativas y luchas, por eso cuando llegamos aquí el otrora famosísimo barrio La Paloma, llegábamos con la certeza de que sería para siempre, de que cada vecino iba a ser uno más entre nuestras vidas.

Nos recibieron con baldazos y bombitas era justo el carnaval y, aquí todos, grandes y chicos se prendían en la fiesta, para nosotros fue un buen augurio, ustedes sabrán el agua limpia todo y veníamos sucios de smog platense y desprecios platences también, nunca pertenecimos ahí, (con esas callecitas tan pomposas y esas plazas estudidamente cada seis cuadras, con sus mujeres perfectas, con trabajos perfectos, para gente perfectas, con sus persianas bajas y sigo...¿no me quedó un buen recuerdo de allá no?) bueno en síntesis veníamos de capa caída y esto fue como liberar a los presos, corríamos desaforadamente hacia nuestra libertad ¡guauuuuuuuuuuuuu! sí soy un poco exagerada...así que empezamos a levantar la casa y mal que mal todavía la seguimos ahora, remendando, ajajá.
Con esto doy comienzo a una nueva etapa en la cual hicimos de todo para sobrevivir y en donde la venta fue nuestra principal aliada para traer guita a casa, siempre mi vida estuvo ligada a ella y realmente cree con ella una profesión.
Justo aquí en La paloma conocí a quien me iba a dar una vuelta de tuerca más para conocer el mundo, esta vez con tiznes de arte...
la venta de óleos, sí, los famosos óleos que hay en toda casa decente y vieja, la pura verdad que vender eso en los tiempos que corren revelaba una veta artística que¡ no saben! en cuanto pueda les cuento, ahora me urge ver el sol...un beso!

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