martes, 12 de febrero de 2008

Los mates de la tarde allá enfrente


Al lado de las de la esquina de enfrente, ahí en lo de Lita y María Elena, vivía la familia Malaspada, es cómico porque cada vez que nombro este apellido me acuerdo que Titina (mi amiga años más tarde ) cuando salía a buscar a su hija, la llamaba gritando..."Yessica Solange...! ¡Yessica Solange!...
y yo automáticamente me acordaba del apellido ¡ponerle a la pobre piba Yessica Solange cuando se apellida Malaspada! no pega ni con cola ¿o me equivoco? bueno el asunto era que también sacaban sus sillitas el Abuelo Don Luis , la Abuela Doña Minga y entre mate y mate se gritaban, así que por ellos supimos de cuernos lejanos y otros no tanto.
De tardecita temprano llegaba a la casa despues de limpiar por horas la mamá de Titina: Juana, Juanita bah! para el barrio, era una morocha esplendorosa que verla nos hacía acordar a Isabel Sarli, sí, así de fuerte estaba la Juanita, morocha escotada, nariz respingona y boca carnosa. Se sabía que aparte de limpiar casas se hacía unas extras por ahí...igual nadie la criticaba estaba viviendo con sus suegros porque el hijo de ellos ,el Colo andaba gateando por ahí y así como quien no quiere la cosa, ella, con sus dos hijos se pagaba la estadía haciendo los quehaceres de la familia...
...eran de gritar los Malaspada...eran de escuchar música fuerte, movida o ramántica Los pasteles verdes o Los Náufragos, entre grito y grito, entre mate y mate.
... eran de gastar guita Los Malaspada los más chicos sacaban en Reyes los mejores juguetes de la cuadra, todavía me acuerdo cuando le pedí a "mis" Reyes una muñeca con cochecito y sólo les dió para la muñeca, simple sencillita de cachetones rosas y que no decía ni mú...en cambio "sus" Reyes los del frente venían con tutti con coche que creo que hasta cambios tenía y por supuesto le apretabas y decía mamá, te quiero y no sé que otras yerbas...no sé para qué si Titina tenía tres añitos y ni bola le daba, pero bueno el asunto era así :sacar los juguetes y mostrarlos al vecindario para mostrarlos nomás, ningún probarlo un cachito.
Después el tiempo me dió revancha y ya de grande en la pieza de la Titina me dí el gusto y le apreté la panza a la muñeca creo que hasta gimió , y sí...pero me dí el gusto.
Cuando Don Luis murió ya dejó de ser lo mismo la cuadra, sin sus gritos la enmudecieron y muy rara vez Doña Minga sacó a relucir su sillita porque a decir verdad ¡qué gracia tenía salir afuera y no poder gritarle a nadie! gracia ninguna, ninguna gracia...
Guardo en el corazón estos recuerdos, difícilmente se me borren, porque cuando se guardan ahí no hay coño que lo saque y aunque no los vea más siempre van a estar en mí así como ellos estuvieron al morir mi Vieja procurándome mimos y sanguchitos por las dudas no hubiera comido...a los Malaspada :
¡Gracias!

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