lunes, 10 de septiembre de 2007

Y después...vendrá el olvido...o no vendrá...

Los ojos del Padre eran verdes de esos que están emparduzcados, o algo así, yo no sé si era el miedo o la falta de fe, lo que sí sé, es que cuando un Padre mira así, se produce un vacío profundo, profundísimo en el abdomen, como la percepción de que algo malo se avecina...
no estuvo errada
El mismo Padre que le dió a leer a José Ingenieros, a Anatole France, cuando vio lo que había producido en su hija, maldijo, porque una cosa es leer, decir frases célebres, hablar de la revolución, el hombre nuevo, la discusión que hace la luz y...los burgueses que son egoístas..., eso está bien pero acá la cosa se ponía fea porque la hija había caído en cana, la hija dejó de hablar y actuó...
no...eso no podía ser posible...
Vinieron gritos, desconcierto y ese dolor de estómago clavándole mil puñales una y otra vez...así se fue de la casa, así terminó durmiendo en una plaza entre diarios y lágrimas preguntándose que había hecho mal si despues de todo hizo lo que había que hacer, lo que él le había enseñado...
Moraleja: a veces los padres no saben lo que quieren y los hijos sí

1 comentario:

Anónimo dijo...

por suerte ha encontrado ponerle humor a este mal trago con su moraleja, espero que su padre al fin la comprenda. Ernesto.