Cuando oí sus lágrimas cayendo por el tubo del teléfono hacia mí, el corazón me dio un vuelco, era como oirme a mí misma llorar, era la historia repetida de amores encontrados y perdidos, era saborear mis propias lágrimas de desconcierto y desamparo...
sí ya sé muchos adjetivos pero ¡siempre lo mismo!
Creer que encontraste a alguien y descubrir que eras vos la que le ponías ganas y virtudes, que eran esas tus ganas de ver virtudes y más virtudes las que impedían observar a la persona en realidad.
No sé cuanto de mí tendrán mis hijas, ni siquiera sé si las ayudé en algo. Espero que lo parecido a mí que tengan les sirva para salir adelante y seguir apostando día a día por el amor.
No me voy a arrepentir nunca de haber amado , porque amar, es siempre un buen remedio para cualquier pesar ¿no les parece?
1 comentario:
Totalmente de acuerdo! La mayor suerte en este mundo es poder amar y ser amado, por encima de todo.
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