martes, 29 de enero de 2008

Una gran Feria Americana...

Mirábamos alrededor y era toda una gran nada pero organizada, eso sí, después de la bonanza había que imaginar como remontar el barrilete, fue entonces que entre trebejos y ruido en la panza, que conocimos a otra gente, empezamos a organizarnos en el barrio para exigir trabajo y eso...a su vez empezamos a rebuscarnos entre changas y changas bah!. Menuda época de gozo si para supervivir vendes tus ropas, pero así fue, sacamos lo que no usábamos a la vereda y al mejor estilo turco rematábamos nuestras prendas, después se sumaron las de otros que como uno necesitaban vento no pilchas y así jodiendo jodiendo quienes más revolvían las cajas eran cristianos ayunantes que como yo habían empezado a transitar el entreverado camino de la fé, cuando digo entreverado lo digo literalmente.
En ese camino, mezcla de creencias paganas con algo de palabras bíblicas se fue entregando mucha gente y haciendo corrillos de voces augurando milagros y prometedores mañanas
...entretanto yo ofrecía trapitos para vender, caminaba reclamando trabajo o formaba parte de una comisión para tener un polideportivo en el barrio, el asunto era nunca, pero nunca pararse, no se podía, no se debía, eran responsabilidad nuestras tres hijas, iba a ser nuestra enseñanza en esos tiempos difíciles las que tomarían como referencia en un futuro.
Quizás fue la que terminó de llevar a mi hija mayor fuera de casa, en brazos de su familia paterna, pero bue es otro historia, ahora, volviendo a la Feria americana, fue una época en la que la gente," los hermanos" como se decía ,transitaban mi vereda, me fueron llevando a otras congregaciones (quedamos en que había empezado a creer en Dios ¿se acuerdan?)...y venían por ejemplo de una que ,según dichos de la hermanita, oraban por mí y por mí negocio para que saliéramos airosos y exitosos...
¿ y qué se hace en estos casos?...y....ir a agradecer ¿no?, bueno fuí.
Yo decía
¡Qué bárbaro! ¡esta gente sin conocerme pide por mí, qué buena onda!
así que me mandé, cuando llego, me reciben como si fuera la zarina del barrio (más buena onda), entro, empiezo a escuchar los testimonios, algo así:
-Iba caminando, de pronto me tropecé y dije: En el nombre de Jesús! y no me caí...el coro dijo oh!!!
Lo juro, es cierto.
Bueno, así casos de dolor de muelas que desaparecieron milagrosamente y otros oh! acompañando las hazañas, y esto lo digo con el más sincero de los respeto por quienes estaban allí y a quienes todo lo maravillaba, es el entorno lo que me asustó, es el creer, la necesidad de creer en milagros para salvarse de las ruinas, es lo que más me llegó. Y acá no cuestiono lo válido de la creencia sino, como algunos pocos o algunos muchos o algunos se aprovechan de esas necesidades...porque, para coronar la ceremonia después de que le hablé a toda la congregación agradeciendo su solidaridad para conmigo, digo, despues de eso nos llamó el Pastor a cargo y elevando las palmas al cielo para luego depositarlas sobre nuestras cabezas (la consabida imposición de manos), como quien no quiere la cosa, (yo con los ojos cerrados orando, obvio) me empuja hacia atrás, para desequilibrarme y caer, imaginense los dichos "el espíritu santo la tocó"...
No, no me caí, resistí, los dichos serían entonces segun creo "no deja que el espíritu santo la toque".
No sé... evidentemente lo que le navegaba al pastorcito ése era alguna de las dos opciones.
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Lo cierto es que me fui silbando bajito y con la fea sensación de vacío y que en nosotros ,la pobre gente con angustia y hambre seguiríamos buscando un milagro...
...despues lo entendí y me alegré:
Nosotros éramos el milagro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pero... el ritual funciono, te lleno el espiritu?

la Harych dijo...

En ese momento no. Pero si me preguntás creo que indudablemente existe el espíritu santo y yo lo sentí.